La performance como arte híbrido, generalmente empeñado en la experimentación y ejercicio de lo contextual y circunstancialmente liminal, escurridizo por excelencia, tanto en cuanto a lo no capitalizable de su efímera materialidad en la lógica de las economías objetuales y objetivistas de la cultura como en cuanto a la inscripción de intencionalidades por cuanto emergen de las blandas tramas de la subjetividad, tiene como premisa fundamental habitar y desplegar por instantes lo inestable de la existencia y los supuestos culturales, y en algunos casos más arriesgados apelar a cierto encuentro con la autonomía inteligente del cuerpo como naturaleza viva.  

 

Los ejes investigativos y abordajes del trabajo y construcción de obras de performance o acción son múltiples y combinatorios, la línea de trabajo de los dos artistas que co-crean PROPIEDAD INTENSIVA* inscribiendo con su obra el volumen VI de la Serie Open field/campo abiertO del espacio Peras de Olmo – Ars Continua, es una línea cercana a la materialidad de los cuerpos, a su inmensa capacidad como instrumento y campo suscitador de mutabilidad energética existencial y espiritual.  Aníbal Sandoval y Gustavo Solar tienen una trayectoria de investigaciones y obras en conjunto, incluyendo la gestión curatorial, en ésta nueva cita, con profunda observación de sus memorias y visiones actuales asumiendo arte-y-vida sin necesidad de enunciación, dan lugar a la pulsión creadora y regeneradora como un acto de purga.

 

Los invito a estar presentes en este especial momento y a leer su bello y frondoso texto de artistas.

  

Graciela Ovejero Postigo ©Agosto, 2013

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Texto de los artistas

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Instancia estabilizadora, dos cuerpos vinculados. En afectividad trascienden las experiencias compartidas en el plano de lo físico,  para crear un puente exhortativo,  que vincule sobre una estructura memorial, (la acción), la relación energética que ambos han constituido, entre un espacio corporal mutable y el relato ampliado y autobiográfico, vivo en el hoy. En un solo acto, el encontrarse.

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Hemos querido ubicar el pliegue que acciona sobre la analogía de los cuerpos como organismos generadores de experiencias físicas, purgantes en  tanto liminales, para dar paso a estados de equilibrio, (afectaciones), así como a estados o materias con alto índice de entropía, que en su constitución tienden a conformar luego una posibilidad  más compleja de nuevos órdenes; también vemos este desplazamiento en otras esferas, como si cada dinamismo deviniera en estados o momentos de vibraciones que se reconfigurarán ampliando o cambiando las posibilidades de existencia de sus relaciones y formas. Ejemplo de esto son, el campo emocional de los seres humanos, las cristalizaciones urbanas o procesos como la combustión que contienen propiedades generales, que abarcan desde los filamentos emocionales de cada nervio a las territorializaciones culturales.

Purgar es una propiedad de orden: que también deviene inmanente y con entropía, es un umbral que también se puede concientizar a partir de la descomposición de la producción de calor, la salivación o la contracción muscular,  etc. son otros órdenes de configuración que realizan  los organismos complejos, como los mamíferos. Los humanos desde la consciencia de sus posibilidades, han utilizado estos procedimientos, para declamar su finitud y organización teórica e informativa a través de su experiencia física, ejemplo de esto es la figura del chamán, quien devela en la experiencia de trance o paso, un espacio de vórtice entre una catarsis matérica y psíquica de transmutación para devenir en  canalización.

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Nosotros hemos querido purgarnos, luego de relacionarnos como individuos, hasta el presente y este paso lo queremos materializar, construyendo una alegoría del interior como lugar o espacio compartido y el exterior como espacio donde ese interior se comparte.

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La propiedad al fin de cuenta no es privada cuando es general, cuando en lo que existe, ocurre una constante deliberación testimonial por un orden que se redefine en sus transformaciones, Lo intensivo sería  aquello que no depende  ni de la cantidad ni  tamaño de un sistema determinado, en este caso nuestros cuerpos,  por lo que su valor permanece inalterable al subdividir el sistema inicial en varios subsistemas, o sea a partir de las fisuras que provocan los actantes sobre nuestras dimensiones, por este motivo no son propiedades aditivas, si en cambio mutables.

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El elemento vinculante es el agua, en analogía, un manifiesto de complicidad, una limpieza o  testimonio dinámico, una declamación gutural, el primer y último vestigio del interior vertido fuera, liminalidad escatológica, una geometría, nacimiento y muerte, deseo y penetración, dos bocas, dos cascadas, dos puentes hurgando en el interior un secreto equivalente al todo, tejido en la posibilidad de dos .

Aníbal Sandoval & Gustavo Solar